La vista, el oído, el tacto y el gusto son, sin duda, sentidos importantes. Cada uno tiene un propósito crucial de supervivencia y también puede brindar disfrute, asombro, relajación y alegría.
Pero no hay ningún sentido tan complejo, interesante y misterioso como nuestro sentido del olfato.
El bulbo olfativo es la parte de nuestro cerebro que procesa los olores, y esto ocurre muy cerca del sistema límbico, que se ocupa de la memoria y las emociones. Si alguna vez ha captado un sutil aroma familiar en la brisa y ha sido transportado a un tiempo que apenas recuerda, es posible que no le resulte difícil de creer.
Ciertos olores pueden causar emoción, repugnancia, calma, hambre o nostalgia al instante, a menudo repentinamente y sin previo aviso. Nuestro sentido del olfato tiene control sobre nuestras emociones, recuerdos y salud y bienestar en general.